Hola a todos. Estoy viendo más gente nueva en este maravilloso foro. Algunos me conocen, pero la mayoría no. Más que nada les quisiera compartir las ganas de ser rodantero, los motivos, lo bueno, lo malo y lo feo.
Como muchos acá, descubrimos lo hermoso que es disfrutar de la naturaleza, el bosque, la Patagonia Andina. Empezamos con una carpa canadiense por los años '90. Familia tipo, 10 el mayor, 6 la menor. Peugeot 504 SES y portaequipaje ocupando todo el techo, cargado unos 50cm de altura, todo envuelto en una lona. Y descubrimos el turismo aventura yendo a muchos lugares no promocionados, con escasa o ninguna gente cerca, haciendo largas caminatas en el día con los chicos de más de 15 km de trepada para llegar al Refugio Otto Meiling y otro tanto de regreso al auto. Y en 3 semanas llegamos a hacer 6mil km. Claro, éramos un cuarto de siglo más jóvenes. Y recorríamos mucho y nos ocupábamos de meternos en cada sendero disponible dentro del país.
En octubre del '96 llegó el primero y último 0 km que pudimos comprar con un autoplan. Otro 504 con el que recorrimos casi todo el país desde Iguazú hasta Mendoza y desde Ushuaia hasta La Quiaca, parte de la costa atlántica y el sur de Chile.
Pero a fin del 96 incorporamos un trailer carpa. Podemos asumir que ahí nos convertimos en RODANTEROS
. Porque nos encantaba tanto la Patagonia, siempre en verano, que cuando empezaron los casos de hanta-virus lo único que se nos ocurrió es estar separados del piso como medida preventiva y el trailer era una alternativa. Y lo remolcamos más de 100mil km con el Yeyo, que ahora tiene más de 430mil km, naftero, nunca gas y nunca aire acondicionado (ésto es terrible), pero muy buena calefacción. Nuestra última aventura con ese equipo fue 3 semanas en diciembre del '16 y una en enero, solos mi esposa y yo por el sur de Chile, Parque Pumalín. Navidad en Hornopirén y año nuevo en Puerto Varas. La novedad es que el trailer lo usamos para el equipo de cámping pero el auto era nuestro dormitorio, cocina, comedor, etc. para lo cual habíamos preparado unas cortinas para tener privacidad y pasar más desapercibidos en los lugares que pernoctábamos y que no nos moleste la luz y el frío.
Los años no pasan sin dejar huella y los huesos empiezan a reclamarnos. Decidimos que ya no podíamos seguir con ese estilo de vacacionar y nos abocamos a buscar una casa rodante, que es la que tenemos actualmente. Hubiera deseado tenerla 15 años antes, porque pasamos de un remolque de 600kg a uno de 1200kg.
Luego de remolcar unos 20mil km la casa rodante con el 504 recorriendo casi toda la RN3 hasta Río Gallegos y la RN40 desde Río Turbio hasta Potrerillos, llegamos a la conclusión que el 504 con su suspensión blanda y capacidad de remolque de 1000kg no es un vehículo adecuado y seguro para semejante remolque, ya que tuvimos varios sustos en otros tantos incidentes sin consecuencias graves. Que también los hemos tenido con el trailer, pero en menor grado.
Resolvimos que si queríamos seguir rodanteando necesitaríamos una chata con suficiente capacidad de remolque. Aclaro que soy el único que maneja y estaba convencido que no podíamos seguir haciéndolo con el 504, principalmente por motivo de seguridad.
En diciembre del '20 llegó la chata y cambió todo. Más estabilidad, más seguridad, más tranquilidad, pero no más comodidad porque 504 es algo especial para viajar. La chata no es tan tan cómoda y menos para los que tienen que viajar en el asiento trasero, pero tiene aire acondicionado y velocidad de crucero.
Luego llegó la homologación a la casa rodante y más tarde al trailer.
Como ahora sólo disponemos de enero para vacacionar, por motivos laborales y familiares, estamos muy ilusionados con el próximo recorrido patagónico. Aunque conocemos mucho, nos quedan algunos recorridos pendientes por falta de equipo adecuado.
Debereríamos recorrer por enésima vez la RN3 para llegar a Madryn y comenzar a recorrer con nuevos ojos el camino hacia Esquel, tratando de recorrer el valle del río Chubut hasta el cañadón La Buitrera y Piedra Parada. Luego veremos adonde nos lleva el viento siguiendo más al sur si nos da el cuero y el cuerpo.
Es solo un proyecto, pero se disfruta desde ahora. Si no se da, será para otro sitio, donde esté fresco. O nada, porque a los 69 me voy dando cuenta que como pasa el tiempo, el cuerpo no le va a poder seguir el ritmo a la mente y al espíritu. Y a veces la familia también nos retiene de un modo u otro. Pero haremos lo que podamos y damos gracias a Dios por todo lo que pudimos.
